La
argentinidad del Héroe
Un héroe, dispone de cualidades subsumidas al idealismo
que el espíritu popular intenta disponer y apropiarse como propias, ante
motivaciones y anhelos insatisfechos. En el fondo queremos configurar héroes
que marquen nuestro propio camino y esa es una de las patas de la radiografía sociológica
de la “nismanía” que acecha por estos días.
Recibimos
como efecto constante el impacto de recortes,
impulsos que intentan sensibilizar la opinión y la cautivante emoción
que causa una personalidad que fallece. No
salimos del asombro del exceso creativo de la justicia como poder o corporación
avasallante para distribuir y liderar investigaciones que en su mayoría quedan
en la nada; O la mutación constante y sin acusar responsabilidades del
ejecutivo nacional; O en la esfera del cuarto poder como recurso de la
inexpresividad bajo el cauce del showbusinnes al servicio del prime time.
La ceremonia del caso -que hoy sería un gran guión para
las huestes del INCAA- afirma la tendencia de un cuadro repetitivo del concepto
de la argentinidad media. Es decir; Hay
incentivos y motivaciones que sensibilizan la percepción de la mirada frente a
casos resonantes que ocurran bajo estas latitudes o que puedan extrapolarse e
importar realidades de un hecho en sí. ¿Acaso
la argentinidad no quiso ser Charlie Hebdo? y así replicar esa instancia sensitiva
al orden nacional y bajo un hecho sin resolución definitiva y con un nuevo
slogan: “yo soy Nisman”.
La argentinidad
del héroe es uno de los tantos episodios que nace bajo la ausencia de figuras o
de hechos colectivos que pueden hacer reflejar a extractos o sectores de la sociedad,
como a un espejo que sublime sus deseos incumplidos. Transformar a actores
públicos sin realizar una reflexión y análisis global de los mismos, pueden traer consecuencias que sigan agrandando la necesidad de suplir deseos de la
argentinidad media. El devenir de una nueva adopción de héroe argentino está en
oferta, el riesgo de caer a una nueva tentación sigue en pie.